Ver aquello que resulta invisible para los demás

Al inicio a la fotografía se la veía como un procedimiento capaz de copiar con fidelidad absoluta el mundo visible. La fotografía constataba a través de la imagen, una evidencia.

Como todo lo que llega para quedarse, sufrió una evolución  ya no desde un punto de vista tecnológico, si no también desde un punto de vista artístico trastocando la idea y el concepto de los que partió.

La fotografía comienza a reflejar la esencia de conceptos vitales, morales, creativos … de quienes se ponen detrás de una cámara, creando un canal de comunicación y obteniendo por tanto un mensaje visual que se cifra en un código específico: el fotográfico.

Mediante este código se trasforma lo que hay delante de la cámara, en lo que el fotógrafo ve e interpreta.

La fotografía se convierte en el arte de la observación. Se tratar de encontrar lo que es invisible para muchos. Tiene poco que ver con lo que ves y mucho con como lo ves, concepto resumido por Susan Sontag  directora de cine, entre otros quehaceres:

“La fotografía es, antes que nada, una manera de mirar. No es la mirada misma.”

Todo esto nos lleva a una conclusión que es la base de mi trabajo; La fotografía no se toma, se crea.

Hacer fotografías es narrar, narrar es seducir. Un buen fotógrafo ha de ser como don Vito Corleone: le hace al observador una oferta que no puede rechazar.

_LGM7744

Atardecer en la playa de Chiclana. Andalucia.